PARA DOS PANES MEDIANOS
500 g de harina de fuerza, no blanqueada artificialmente
10 g de sal marina fina
10 g de levadura de panadero fresca
325 ml de agua tibia
75 g de salsa al pesto
50 g de queso parmesano, recién rallado
SALSA AL PESTO:
1 manojo grande de albahaca fresca, unos 60 g de hojas (tallos retirados)
una pizca de sal marina fina
1-2 dientes de ajo
35 g de piñones o nueces troceadas
25 g de queso parmesano, recién rallado
4 cucharadas de aceite de oliva virgen
2 moldes para pan de 450 g, bien engrasados
Para preparar la salsa al pesto, ponga las hojas de albahaca, sal, ajo pelado y piñones o nueces en un mortero o robot
eléctrico.
Maje o bata hasta obtener un puré de consistencia espesa. Incorpórele el queso y agregue luego el aceite en forma de chorrito
fino.
Traslade la mezcla a un frasco de vidrio, tape con una capa de aceite de oliva y cierre bien.
Guarde en la nevera (obtendrá unos 150 g).
Mezcle la sal y la harina en un cuenco mezclador grande y haga un hueco en el centro.
Desmenuce la levadura en una jarra y mézclela con el agua hasta que se deslia.
Vierta el liquido en el hueco de la harina y amalgame para obtener una masa bastante firme.
Vuelqúela sobre la superficie de trabajo y amásela a fondo durante 10 minutos hasta que la masa esté firme.
Puesto que el pesto es aceitoso, la masa no debe quedar blanda y pegajosa en este punto.
Incorpore 75 g de pesto a la masa y amase suavemente. Cuando no queden trazas de pesto o aceite visibles, espolvoree por
encima con el parmesano rallado e incorpórelo poco a poco a la masa.
La mezcla acabada debe tener un color uniforme, con el pesto y el queso bien distribuidos.
Ponga de nuevo la masa en el cuenco y cúbrala con una película de plástico o un paño húmedo.
Déjela levar en un lugar algo cálido, pero no caluroso, durante 1 hora aproximadamente, o hasta que haya doblado su tamaño.
Aplaste la masa levada con los nudillos de la mano para deshincharla y vuelqúela sobre la superficie de trabajo. Divídala
en dos partes iguales.
Aplaste cada una con las manos y forme un rectángulo de la misma longitud que el molde; luego, enróllelo apretándolo bien
como si se tratara de un brazo de gitano.
Ponga el pan en el molde con las junturas hacia abajo; deberá sobrepasar ligeramente la mitad de su altura.
Tape y deje levar como antes, hasta que casi haya doblado su tamaño.
Al finalizar el tiempo de levado, precaliente el horno a 220 °C.
Destape los panes y hornéelos durante unos 30 minutos, o basta que estén bien dorados y al golpear su base con los nudillos
de la mano suenen a hueco.
Déjelos enfriar sobre una rejilla metálica.
Sírvalos cortados en rebanadas gruesas, calientes o tostadas en el transcurso de 5 días.
Estos panes pueden congelarse dos semanas, cuando estén fríos.
Puede utilizar un sobre de 7 g de granulos de levadura seca, más fácil de mezclar, en lugar de la levadura fresca. Mezcle
la levadura seca con la harina y la sal y prosiga con la receta.
VARIANTE: si prepara una tanda de su pan blanco favorito, corte un trozo de 500 g de la masa y amáselo con 50 g de pesto y
40 g de parmesano rallado, luego deje levar como se ha indicado. Aplaste el pan levado y modélelo en forma de un pan redondo.
Póngalo sobre una bandeja de hornear engrasada, déjelo levar y hornear como se ha explicado.
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