Roggen-Mischbrot
Para 2 unidades
Para el pan
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150 g de harina 000
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90 cc de agua
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3 g de levadura fresca
1- Prepare la masa madre 3 horas antes de comenzar a amasar el pan.
Realice un aro con la harina. Coloque en el centro el agua y la levadura desgranada. Una los ingredientes y forme una masa
sostenida pero no dura. 2- Déjela descansar a temperatura ambiente, cubierta con un repasador, durante 3 horas aproximadamente,
hasta que casi triplique su tamaño. Debe resultar muy aireada y fermentada. 3- Prepare el pan, realizando un aro con
las dos harinas y la sal. Ubique la masa madre en el centro, integre un poco e incorpore la levadura y el agua. Una hasta
formar un bollo liso que se despegue de la mesa. 4- Deje leudar hasta que casi triplique su tamaño. Este proceso durará
1 hora o más; si demora menos, siga con el procedimiento en cuanto la masa esté lista. 5- Divida la masa en dos partes,
desgasifique suavemente y arme dos bollos. Deje leudar nuevamente. 6- Arme el zeppelin estirando un bollo, desgasifique,
enrolle y afine las puntas. Repita con el otro bollo. Coloque las piezas armadas sobre una placa para horno. 7- Deje
leudar de nuevo, unos 40 minutos. Precaliente el horno. 8- Espolvoree con harina de centeno la superficie de los panes
leudados y realice dos cortes a lo largo. Rocíe las paredes del horno con agua para generar vapor. Lleve las piezas al horno
caliente (230ºC) y cocínelas durante 40 minutos aproximadamente. Si toman mucho color, baje un poco la temperatura. Rocíe
con agua la superficie del pan apenas lo retire del horno .
Cómo amasar con centeno
Al amasar con harina de centeno hay que tener en cuenta algunos detalles para no desanimarnos en el primer
intento. Es muy común que cuando uno arme el bollo lo sienta pegajoso y tienda a agregarle más harina, con lo cual se alterará
la proporción entre harina blanca y harina de centeno. La masa será más pesada y la textura final, acartonada. Para evitarlo,
la panadería Renania recomienda no agregar más harina. El centeno tiende a atraer mucha humedad y absorbe los líquidos más
lentamente que el trigo. Lo mejor es tener paciencia y saber esperar. Al cabo de un rato, la masa ya no estará tan pegajosa
como al principio. La masa madre ayuda a que la miga resulte más alveolada y no se apelmace.
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